jueves, 13 de septiembre de 2018

13-09-2018

Muchas veces te habrá sucedido una situación que te perturbo o que te desequilibró emocionalmente, luego de este hecho, seguramente tuviste que tomar una decisión o adoptar un comportamiento determinado, pero debido a las emociones que experimentaste, te comportaste de una manera incorrecta o te dejaste llevar por el mal momento permitiendo que las emociones negativas se apoderen de tus pensamientos y acciones.

Todos conocemos personas que tienen un mal día en el trabajo, entonces dejan que esa “mala situación” les afecte el resto del día, enojándose o entrando en conflicto con cualquier otro ser humano que se cruce en su camino, sin importar si es su pareja, sus hijos, sus amigos o familiares.

El adoptar un comportamiento correcto ante una situación determinada, separándose de las malas emociones, es algo muy difícil de conseguir, pero con paciencia, dedicación y práctica constante es posible desarrollar la habilidad del control emocional.

Debemos tener en cuenta que es imposible aislarnos de todas nuestras emociones, debido a que somos seres emocionales porque esa es nuestra naturaleza como seres humanos.

Pero lo que sí se puede hacer es controlar de manera temporal las emociones o moderar esa sensación que producen las emociones en nosotros.

Quiero aclarar que en ningún momento estoy diciendo que debes reprimir tus emociones, no te confundas, reprimir tu estado emocional y aplicar el control emocional son dos cosas absolutamente diferentes la una de la otra.

Porque alguien que reprime sus emociones, está tratando constantemente de ocultar lo que siente, no permite que sus emociones fluyan naturalmente, no es consciente del daño psicológico que se está haciendo así mismo, logrando como resultado que esto afecte negativamente a grandes escalas en su estado de ánimo y en sus relaciones interpersonales.

En cambio, alguien que practica el control emocional, lo hace de manera consciente, porque sabe que no debe permitir que las emociones momentáneas como la ira, la envidia, la vergüenza o el odio dominen su vida y su manera de relacionarse con el resto de las personas.

Como dijimos aprender la habilidad del control emocional te será de mucha ayuda para mejorar como persona y ampliar tu entendimiento sobre la inteligencia emocional.


CONTROL EMOCIONAL 
La segunda habilidad práctica de la Inteligencia Emocional es el control de los estados anímicos.
Forma parte de la sabiduría universal el hecho de que los sentimientos alteran el pensamiento: cuando estamos 'ciegos de rabia', 'enfurecidos como un toro de lidia' o 'locamente enamorados', el propio lenguaje indica que la razón y el pensamiento, en tales situaciones, no tienen la más mínima oportunidad de éxito. 
Las emociones básicas vinculadas al hambre, la sed, el miedo, la ira, la sexualidad y el cuidado de los niños, forman parte de nuestro equipamiento básico emocional. Están arraigadas biológicamente en nuestra naturaleza y forman parte de nosotros, tanto si queremos como si no.
  
En cambio, el modo en que manejamos este tipo de formas de comportamiento innatas está en nuestras manos: poseemos la libertad de sopesar las diferentes posibilidades de actuación y de decidir de acuerdo con nuestros propios motivos y criterios. 
Por control emocional no entendemos ahogar o reprimir las emociones, sino regular, controlar o eventualmente modificar estados anímicos y sentimientos -o su manifestación inmediata- cuando éstos son inconvenientes en una situación dada. 
Un aspecto importante del auto control lo constituye la habilidad de moderar la propia reacción emocional a una situación, ya sea esa reacción negativa o positiva (por ejemplo: no sería conveniente expresar excesiva alegría ante otras personas, colegas o amigos, que están pasando en ese momento por situaciones problemáticas o desagradables). 
En la sociedad moderna, los viejos mecanismos instintivos de 'lucha-huida' no nos sirven normalmente de ayuda. Debemos utilizar cuanto sabemos acerca de las emociones y sentimientos propios y ajenos para ayudarnos a controlar mejor nuestros impulsos.
No podemos elegir nuestras emociones. No se pueden simplemente desconectar o evitar. Pero está en nuestro poder conducir nuestras reacciones emocionales y completar o sustituir el programa de conducta congénito primario, por ejemplo, el deseo o la lucha, por formas de comportamiento aprendidas y civilizadas como el flirteo, la crítica, la discusión o la ironía. Lo que hagamos con nuestras emociones, el hecho de manejarlas en forma inteligente, depende de nuestro nivel de Inteligencia Emocional.

life coach
MIRNA MARCHAN